Concluida la segunda Guerra Mundial los ferrocarriles argentinos presentaban un atraso tecnológico que la administración estatal formada tras la nacionalización (1948) buscó revertir a partir de la incorporación de nuevo material rodante. En este marco, el 27 de enero de 1949 firmó un contrato con la firma GANZ de Hungría por la provisión de 16 trenes diesel de cuatro coches cada uno y otros cinco trenes diesel de cinco unidades, todos para el flamante Ferrocarril Nacional General San Martin, más cinco trenes diesel múltiples cuádruples para el Ferrocarril General Urquiza que en esta ocasión tratamos.
Cada uno estaba formado por un coche motorizado con cabina en cada extremo, uno de los cuales contaba con furgón de equipajes y un salón de pasajeros equipado con 34 asientos de segunda clase agrupados en filas dobles y triples además de baño y lavatorio. Los dos coches intermedios contaban con 98 asientos del mismo tipo mencionado y baños en ambos extremos, mientras que en el motriz restante se ubicaba un pequeño furgón para encomiendas, cocina y un salón comedor con capacidad para 32 comensales.
Cada coche motriz estaba equipado con un motor Janz-Jendrassik modelo VIII JaTf de 8 cilindros en línea de 170 mm de diámetro por 240 mm de carrera y 425 HP de potencia, acoplado a una caja de velocidades de cuatro marchas sincronizadas que le permitía alcanzar una velocidad máxima de 95 km/h.
El sistema de control de conducción le permitía al conductor variar la velocidad con una mano y la potencia del motor con la otra, mientras que el orden de acoplamiento de las diferentes marchas era controlado pro un regulador de tiempo.
Todos los coches fueron identificados con la sigla «TD» y numerados 151A a 155A los motrices con comedor, 151B a 155B y 155C a 159C los remolques intermedios y finalmente 151D a 155D los motrices con furgón grande.
Debido a la necesidad de asegurar su adaptabilidad a la maniobra de carga y descarga en los ferrobarcos que por entonces se utilizaban para cruzar el Río Paraná, el constructor debió dotar a estos cinco trenes de características especiales para tolerar la dislocación entre los vehículos contiguos como así también en la vinculación bogie – bastidor.
Llegaron a nuestro país luciendo una sobria decoración en plateado con delgados filetes azules, siendo mas tarde redecorados imitando el esquema original de los coches motor FIAT en amarillo y verde. Según testimonios gráficos, al menos uno de estos trenes lució la combinación cromática que el FCGU aplicaba a los tranvías adquiridos a la Pacific Electric de los Estados Unidos y más tarde la decoración denominada «colibrí» en la jerga ferrófila, en colores rojo y crema con franja azul.
Los cinco trenes sirvieron entre Federico Lacroze y Concordia, Federico Lacroze – Paraná y entre esta útima y Concepción del Uruguay hasta comienzos de la década del ’70.