Cuando la cerveza llegaba en tranvía: la Compañía Buenos Aires y Quilmes (primera parte)

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Con gran destreza el motorman acciona el cambio de vía desde la plataforma dando inicio al viaje que llevará este pequeño (formado por un tranvía tractor y dos acoplados de dos ejes) hasta los depósitos de la empresa en Barracas.

Con una extensión de vías que superó los 900 kilómetros en su momento de mayor apogeo, la red tranviaria de la ciudad de Buenos Aires se ubicó entre las más importantes del mundo. Desde la inauguración de la primera línea en 1863 los porteños rápidamente incorporaron el tranvía a su vida cotidiana, sirviéndose de él para movilizarse dentro (y fuera) de la ciudad. Tal fue su versatilidad que su uso no se limitó al transporte de pasajeros sino que hubo un importante servicio suburbano de cargas cuya existencia suele ser ignorada.

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Los orígenes de esta particular historia se remontan al 5 de noviembre de 1900 cuando la empresa Otto Bemberg y Compañía obtiene en transferencia la concesión para para instalar un tranvía eléctrico desde Buenos Aires hasta la localidad de Conchitas (hoy Guillermo E. Hudson), iniciando el 26 de julio de 1901 los trabajos de la primera etapa entre Quilmes y Barracas, que apenas avanzarían debido a una disputa administrativa por la obligatoriedad contractual de construir un puente propio para cruzar el Riachuelo. Superado este escollo (la empresa fue autorizada a cruzar por el nuevo Puente Prilidiano Pueyrredón a cambio de un pago anual de $ 4000 m/n en concepto de «derechos de pontazgo»), las obras avanzaron a buen ritmo y el 22 de enero de 1905 tiene lugar el viaje inaugural desde Quilmes hasta Barraca Ocampo, en la esquina de Puentecito y Herrera en el barrio de Barracas.

Tranvía Falkenried para el servicio de pasajeros de la CTBAyQ.

La empresa (cuya denominación comercial fue Compañía de Tramways Buenos Aires y Quilmes) dispuso un servicio de pasajeros entre ambas cabeceras; pero se dedicó mayoritariamente al transporte de mercancías, siendo la más importante de ese rubro en el país. Su principal encargo era el transporte de la producción de la Cervecería Quilmes a los depósitos que poseía tanto en la Capital Federal,  como en Avellaneda y Olivos; pero también atendió varios clientes entre los que se encontraban La Sulfúrica de Sarandí, la Cía. Papelera de Bernal, y la Usina de Aguas Corrientes de Avellaneda.

En agosto de 1909 suscribe un contrato con la Anglo Argentina para compartir la nueva doble vía central  que se instalaba en la avenida Mitre de Avellaneda, en reemplazo de la vía sencilla que había tendido junto a la vereda este; y permitiendo al «Anglo» prolongar sus líneas 21 y 22 hasta Crucecita, donde las vías del ramal del Ferrocarril del Sud de Kilo 5 a Ribera Sud  cruzan en alto nivel la avenida Mitre.

En julio de 1911 la B.A. y Q. continúa la instalación de la doble vía hasta el paraje «Los Hornos», actual esquina de Dardo Rocha y Cerrito, mientras que ya se vislumbraban las intenciones de la Anglo, las que se materializan el 1º de noviembre de 1914, cuando le compra a la B.A. y Q. la concesión del servicio de pasajeros hasta Quilmes, prolongando la línea 22 hasta esa localidad sureña desde Plaza de Mayo, inaugurando el que sería uno de los recorridos tranviarios más largos de Buenos Aires. [Ir a la segunda parte]

La figura de los tranvías de carga de cuatro ejes fue habitual en las calles de Quilmes y Avellaneda.