Los servicios secundarios y complementarios desde Témperley y La Plata se comienzan a prestar con los nuevos coches motores FIAT, reemplazando en forma «casi» definitiva a los coches Drewry (dos sobrevivieron en el ramal de La Plata a Brandsen hasta 1972). A su vez se comienza el reemplazo de los coches de madera por los nuevos metálicos Materfer.
Pero a fines de 1966 al entrar en reparaciones generales las U-13C comienza el caos tractivo. Cockerill de 1600 HP, U18C del FC San Martin transferidas en 1968 al Roca, 15 locomotoras clase 8E que afortunadamente no habían sido chatarreadas, GR-12 del Sarmiento en calidad de préstamo a partir de 1969 con muy poco éxito y varias GAIA, se mezclaron en el servicio suburbano, conjuntamente con Alsthom en el recorrido Témperley-La Plata. De más está decir que esta situación tuvo una incidencia negativa en el monto de pasajeros transportados. Gran cantidad de usuarios se volcaron a las líneas de colectivos paralelas, y cancelaciones y evasión de pasajes en el Roca estuvieron a la orden del día.
A fines de los años 70 se reemplazan varios motores de las U-13C por otros de marca FIAT, se les «roban» seis U-13C al F.C. Urquiza y se transfieren en forma definitiva las 25 General Motors G-12 del F.C. Sarmiento en 1983 (previa devolución algunos años antes de las GR-12), habiendo varias trabajado con éxito en especial la línea a Quilmes desde 1975.
Con la firma del contrato de electrificación por parte del consorcio japonés Marubeni en 1980 se introducen las push-pull para agilizar el tráfico durante el proceso de electrificación. Coches furgones existentes remodelados, más otros nuevos, componen las cabinas auxiliares, pero al no tener las formaciones enganche central su éxito no fue el esperado, y al poco tiempo se restablece la tracción convencional con una continua tendencia a disminuir el número de coches.
Fue este el periodo más desolador que vivieron los suburbios del Gran Buenos Aires. Por suerte a los cinco años comenzaron a circular los nuevos eléctricos en las líneas Plaza – Glew y Ezeiza.
Sin embargo, adonde no llegaron los 25.000V la delicada situación diésel hace que máquinas de vía principal (GT-22CW) se las encuentre complementando el pobre parque tractivo. También hubo que volver a colocar a varias U-13 (con motor FIAT) su planta propulsora original, como así también reincorporar las GR-12 a la línea a Quilmes.
El lector habrá leído las veces que se ha tratado de afirmar que tal o cual clase, serie o lote de locomotoras trabajó en determinada época sectores o áreas suburbanas. Se puede sí afirmar que nada es exacto, ya que todas anduvieron por todos lados (al igual que usinas y coches motores) en algún u otro momento. Hasta se vio alguna vez una Baldwin con un local!
Loable sí fue el esfuerzo realizado por las distintas administraciones y personal para mantener el servicio, dados los escasos recursos y la incompatibilidad de material de fabricantes de tres continentes.
El presente artículo, cuyo autor es el Sr. Richard Campbell, fue originalmente publicado en la edición Nro. 17 de la revista Ferroclub y es reproducido aquí con su autorización.