
La denominación Push-pull está íntimamente ligada al universo ferroviario y refiere al sistema por el cual se puede comandar un tren desde el extremo opuesto al de la locomotora lo que permite prescindir de las maniobras de cambio de cabecera en terminales reduciendo tiempos muertos y simplificando la operación.
Luego de un breve período de pruebas con resultados favorables, en noviembre de ese año la formación entró en servicio regular y poco tiempo después comenzaron las tareas para adaptar otras dos formaciones con la correspondiente adición de cabina de comando en los coches punta. Los vehículos intervenidos esta vez fueron los FU 4929 y FU 4928, ambos de nuevo diseño (laterales rectos) y construidos por FIAT en 1972 y aunque técnicamente iguales, eran fácilmente distinguibles entre sí ya que mientras que el primero contaba con un parabrisas único al estilo de F.U.4980, el segundo fue provisto de dos parabrisas lo que mejoraba notablemente su apariencia. Los tres coches, además, fueron pintados con el extremo al estilo de los coches motor, en colores rojo, crema y franja azul.

Durante los años siguientes se fueron sumando formaciones hasta llegar a un total de 24, trabajos que estuvieron a cargo de Talleres Tafí Viejo (reforma de carrocería) y Laguna Paiva (equipamiento eléctrico). Con el paso del tiempo, todas las formaciones en servicio fueron objetos de algunas reformas menores, como el agregado de un parabrisas adicional en aquellos coches que contaban con uno, el reemplazo de la bocina eléctrica por otra de aire comprimido y nuevos faros tipo unidad sellada de mayor potencia. Asimismo se eliminó la puerta frontal y se agregó en el lateral una puerta de acceso a la cabina de conducción, además del reemplazo del miriñaque por otro reforzado de nuevo diseño.
La tracción de estos trenes estuvo inicialmente a cargo de las General Electric 165T «Cooper» a las que siguieron las General Electric U-12C y finalmente las General Motors G-22CU que absorvieron la totalidad de los servicios locales desde fines de los ’70 hasta nuestros días.

El sistema se mostró a todas luces exitoso, simplificando significativamente la operación en las terminales. A pesar de ello, crecientes actos de vandalismo registrados desde mediados de los años ’80 fueron dejando formaciones fuera de servicio y hacia 1989 ya no quedaba ninguna operativa.
Tras la concesión de los servicios ferroviarios a operadores privados pareció abrirse un nuevo capítulo en la historia del sistema cuando la empresa Ferrovías trabajó en la rehabilitación de una formación y la cabina F.U. 4922 llegando a realizar unos pocos viajes de prueba con resultados alentadores. A pesar de ello el proyecto quedó trunco por causas que algunos atribuyen a una negativa sindical y otros a la proximidad de las obras de electrificación del corredor (que, finalmente, tampoco se concretarían). Luego de aquello el coche circuló bastante tiempo con los parabrisas cegados pero conservando las ventanillas laterales de cabina, los faros de cabecera y la bocina sobre el techo hasta que una reparación general llevada a cabo por la empresa EMEPA de Chascomús lo devolvió al servicio sin rastros visibles de la cabina. [Seguir leyendo]
