Concluida la segunda Guerra Mundial, la casa Vulcan Foundry retomó la orden por 90 locomotoras (ver nota anterior) con un diseño ligeramente diferente al original y ténder de doce ruedas. Pero para entonces nuestro país incursionaba en la incorporación de la tracción diesel a los ferrocarriles, por lo que la orden fue modificada negociándose con el fabricante el reemplazo de 61 unidades por 21 locomotoras diesel eléctricas de trocha métrica construidas bajo licencia English Electric. De las 29 unidades que se completaron, 18 fueron asignadas al F.C.G. Mitre (1121 a 1129 y 1151 a 1159), cinco al F.C.G. Roca (que las clasificó como clase 12L, numeradas 3001 a 3005), y seis al F.C.G. San Martin (2201 a 2206).
Con un diseño actualizado respecto a la serie anterior, contaba cada una con tres cilindros de 508 x 660,4 mm, ruedas acopladas de 1905 mm de diámetro y un esfuerzo tractivo de 16.252,13 Kg al 80 % de la presión de trabajo. La caldera cónica tenía una amplia caja de fuego con 3,99 m2 de área de emparrillado y una presión de trabajo de 15,82 Kg./cm2.
En el Mitre, al igual que en el San Martin, tuvieron a cargo la corrida de los más importantes trenes expresos. En el Roca, en cambio, no fueron recibidas con gran entusiasmo dado que resultaban muy diferentes de las locomotoras estándar de ese ferrocarril. En realidad no había servicio que requiriese ténders de tal capacidad, pero resultaron de gran utilidad en la corrida del legendario tren El Marplatense (sobre el que hablamos en esta otra nota). La distribución Caprotti reintrodujo los problemas de repuestos, los cuales se habían experimentado años antes con las cuatro locomotoras clase 15A equipadas con este sistema. Las cinco unidades recibieron nombres de lagos del argentinos, a saber: 3001: «Lago Nahuel Huapí»; 3002: «Lago Traful»; 3003: «Lago Mascardi»; 3004: «Lago Moreno» y 3005: «Lago Gutierrez».
Conforme avanzó la dieselización de nuestros ferrocarriles las Caprotti fueron siendo radiadas, primero la serie original de 1930 y luego las de post-guerra, concentrándose en lugares tan dispares como Quilmes, Empalme Lobos, San Martin, Rosario, Pérez, Villa Constitución, Casilda, etc. Por entonces, el reconocido Ing. Livio Dante Porta realizó un estudio con vistas a recuperarlas y modernizarlas que, como es de suponer, no encontró eco en la autoridad ferroviaria.
Por fortuna dos unidades han sobrevivido al impiadoso soplete del progreso, una de ellas exhibida en el predio de los talleres Junin del F.C.G.S.M. y la otra en manos del Ferroclub Argentino en su CDP Remedios de Escalada.