Cuando el Urquiza cruzaba el Riachuelo

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Una vista de las modestas instalaciones para atención del material rodante. Foto de Jorge Furlani a mediados de los ’60.

Con la adquisición del Ferrocarril Primer Entrerriano en enero de 1891 y los 612 km operados por el Central Entrerriano un año después, el Ferrocarril de Entre Ríos (oficialmente The Entre Rios Railway Company Limited) se convertía en un actor primordial de la escena ferroviaria en el noreste argentino. Pocos saben, sin embargo, que sus vías de trocha media se extendieron más allá de los límites geográficos de esa provincia para alcanzar la margen sur del Riachuelo, un territorio por entonces exclusivo de la trocha ancha.

Efectivamente en 1926 el FCER inaugura la estación Puerto de Buenos Aires en un predio contiguo a la estación Ribera Sud del Ferrocarril del Sud (donde se construía además el Frigorífico Anglo), estableciéndose allí una playa de transferencia vagón a vagón que originó un activo intercambio de cargas entre ambas compañías.

La nueva estación no integraba una red ferroviaria extendida hacia el interior de la ciudad. Por el contrario, la única vinculación con el resto del entramado de trocha media era por medio de la flota de ferrys que operaba la propia compañía y atracaban en Puerto Ibicuy, tras un viaje que insumía alrededor de diez horas dependiendo del barco, el clima y las condiciones de navegabilidad.

Sobre el sector norte de la playa, cercano al puente de transferencia, un pequeño galpón de chapa servía para el guardado y mantenimiento de las locomotoras que operaban en la playa. Junto a éste se ubicaba el tanque de agua (y más adelante combustible) además de una segunda vía que servía de estacionamiento al guinche de vapor.

Vista a vuelo de pájaro hacia el norte de la estación Buenos Aires del FCER y Dock Sud del Ferrocarril Sud en 1938.

El cierre del frigorífico Anglo en 1970 y la creciente competencia del transporte automotor fue reconfigurando el rol de la estación, que que vio disminuir su actividad concentrándose casi exclusivamente en el tráfico de madera. Para fines de esa década una solitaria locomotora del ex Entre Rios resistía al progreso moviendo los pocos vagones que aún justificaban su existencia.

Hoy el lugar es ocupado por una moderna terminal portuaria donde miles de contenedores se apilan de espaldas a un pasado en el que coloridos vagones de madera se embarcaban para surcar el río en una forma primaria de transporte multimodal. Más allá, sobre la costa del Riachuelo, el viejo puente de transferencia resiste el paso del tiempo como un gigante dormido evocando con nostalgia un pasado de esplendor.

El predio que ocupaba la estación Buenos Aires del F.C. Urquiza convertida en una enorme playa de contenedores.